lunes, 20 de octubre de 2008

Últimas tendencias en el envasado de alimentos

En los últimos años, los sistemas de envasado para alimentos han ido evolucionando como respuesta a las exigencias de consumidores (en cuanto a caducidad, frescura, apariencia, etc) y a los cambios en el estilo de vida (mayor demanda de productos cómodos de consumir y semi- elaborados). Cambios sociales como la globalización de mercados, han impuesto también unas exigencias mayores sobre la frescura y durabilidad de los alimentos.

La creciente demanda por parte de los consumidores de productos cada vez más “naturales” (menos procesados, sin conservantes, etc.) y de mayor calidad, pero a la vez con mayor vida útil, ha provocado que el envasado adquiera más que nunca un papel fundamental en la conservación de los alimentos. Además, existe una creciente preocupación por la seguridad alimentaria, tanto por parte de las empresas, como de las instituciones o los propios consumidores. En este ámbito, se están desarrollando envases que nos permitirán saber si el producto que contienen ha sufrido algún tipo de manipulación incorrecta durante el transporte o distribución y el almacenamiento (pérdidas de vacío, rotura de la cadena de frío, etc.).

Relacionado con la seguridad alimentaria y en lo que respecta al tema de la trazabilidad, el envasado adquiere también especial relevancia. Así, entre las novedades destacan las etiquetas electrónicas con tecnología RFID (identificación por radiofrecuencias), unos chips con gran capacidad de almacenamiento de datos. Estas etiquetas poseen un código numérico inteligible a nivel mundial. Aunque todavía pasará cierto tiempo hasta ver estas etiquetas en los productos comerciales, este sistema sustituirá en un futuro a los actuales códigos de barras.

Por otra parte, la demanda de comodidad por parte de los consumidores, cada vez con menor disponibilidad de tiempo, ha promovido el auge de la venta de productos listos para consumir (embutidos lonchados, verduras y frutas de cuarta gama, etc.). En este mismo sentido, el aumento de la demanda de platos preparados o precocidos ha supuesto una revolución en el mundo del envase y el embalaje. Para este tipo de productos se han tenido que desarrollar materiales que conserven las cualidades de los mismos, que resistan al calor de los microondas, y que sean fáciles de abrir y transportar. Esta tendencia a los envases cómodos se puede observar también en la proliferación de envases de fácil apertura, la posibilidad de cerrar el envase de nuevo una vez abierto, etc.

Pero a la hora de innovar en el envasado también se tienen que tomar en cuenta otros factores como la conciencia medioambiental. El ecopackaging consiste en diseñar envases que tengan un reducido impacto medioambiental a lo largo de toda su vida útil (durante la fabricación, transporte, uso y posterior destrucción). Esto implica la utilización de recursos renovables, materiales con impacto medioambiental intrínseco bajo, minimización del impacto ambiental, reducción de consumo de energía y generación de residuos en plantas de producción, etc. Este tipo de envases viene de la mano, entre otras cosas, de la creciente sensibilización medioambiental de los consumidores.

El envasado “tradicional”

Envasado al vacío: Consiste en la eliminación del aire que rodea al alimento, reduciendo por tanto degradaciones del alimento por parte del oxigeno, así como dificultando el crecimiento de muchos microorganismos. Es uno de los métodos que se emplea para envasar productos como el café, arroz o las especias.

Lo más novedoso en este tipo de envasado, es el envasado al vacío tipo “skin”, es decir un envasado que recubre al alimento totalmente como una segunda piel.

Envasado en Atmósferas Modificadas (MAP): En este método también se sustituye el aire que envuelve al alimento por un gas o mezcla de gases. En este caso, la composición de gases se ajusta generalmente en el momento de envasar el alimento y posteriormente, dependiendo del tipo de alimento y del material del envase (si es permeable), esa composición se irá modificando con el tiempo. Los gases más utilizados son el oxígeno, nitrógeno y dióxido de carbono, que producen un efecto individual o combinado para mantener la calidad de los alimentos.

La mayor parte de los productos comercializados con este tipo de envasado no lleva ninguna indicación o indican “envasado en atmósfera protectora”. Actualmente, el MAP se aplica a todo tipo de alimentos y se estima que en una década más de la mitad de los alimentos se envasarán por este sistema.

Innovaciones técnicas de envasado

Las áreas de evolución del campo de los envases de alimentos, se dirigen a:

desarrollo de nuevas técnicas de envasado.
utilización de nuevos gases o materiales de envasado, centrados principalmente en el análisis de las posibles interacciones entre alimentos y materiales de envasado.
adaptación a las nuevas técnicas de conservación de alimentos (irradiación, tratamientos no térmicos como altas presiones, pulsos de luz, etc.).
innovación en el diseño de envases, debido a la diversidad de productos en el mercado (p.e. envases “reutilizables” para otros usos).
estudios de reciclado e impacto ambiental de diferentes envases (en auge por la creciente sensibilización con el medio ambiente).
A continuación se indican dos áreas del envasado, que están sufriendo un gran auge y que se espera constituyan los envases del futuro: el envasado activo y el envasado inteligente.

Envasado activo

El principal objetivo del envasado activo es la mejora de la conservación del producto que contiene, extendiendo su vida útil pero manteniendo sus propiedades organolépticas, su calidad y la seguridad del mismo.

Entre los sistemas destinados a controlar los factores responsables de alteración, se encuentran los que implican a agentes antimicrobianos, absorbentes de humedad, oxígeno o dióxido de carbono, emisores de etanol, captadores de etileno, etc.

Estos sistemas activos se pueden clasificar en:

absorbedores: eliminan sustancias no deseadas (oxígeno, agua, etileno, olores, etc.)
emisores: aportan al producto envasado sustancias como agua, antioxidantes, conservantes, dióxido de carbono, etc.
El componente activo se puede aplicar en el interior del envase (mediante pequeñas bolsas o sobres que contienen el principio activo, y que constituye el sistema más desarrollado y utilizado hasta el momento) o puede estar incluido en el material de envase (películas sintéticas y comestibles que contienen el principio activo).

Recubrimientos comestibles

En lo que se refiere a la utilización de estos recubrimientos con el objetivo de conservar los alimentos, se puede considerar un tipo de envasado activo, si bien pueden tener otros objetivos diferentes al de la conservación (por ejemplo, retención de aromas).

Los recubrimientos comestibles, están elaborados a base de polisacáridos, proteínas y lípidos. Se emplean para extender la vida útil de los alimentos ya que ayudan a controlar las condiciones superficiales del mismo y actúan también como barrera para la transferencia de humedad, gases y difusión de oxigeno entre el alimento y el ambiente que le rodea (protegiendo por ejemplo, frente a la oxidación). También pueden incorporar agentes antimicrobianos en su formulación.

Cabe destacar en este campo de los recubrimientos comestible, el quitosano. Sus propiedades antimicrobianas y antioxidantes unidas a su capacidad de formar geles, lo hacen idóneo para la formulación de recubrimientos comestibles activos.

La aplicación de este tipo de recubrimientos no se encuentra aún muy avanzada, pero podría tener un impacto significativo en la extensión de la vida útil o en la seguridad alimentaria.

Envases inteligentes

El principal objetivo de los envases inteligentes es controlar la seguridad y la calidad del alimento. Son sistemas que monitorizan las condiciones del producto envasado y son capaces de registrar y aportan información sobre la calidad del producto o el estado del envase, poniendo en evidencia las posibles prácticas “anormales” que haya sufrido el alimento o el envase durante el transporte o el almacenamiento.

Entre las condiciones que se monitorizan se encuentran procesos fisiológicos (respiración de frutas y verduras), físicos (deshidratación), químicos (oxidación de lípidos), etc.

En un futuro no muy lejano, los consumidores se encontrarán con envases que llevarán incorporados sistemas que reaccionarán (por ejemplo, con cambios de color) ante cambios de temperatura producidos en el interior del envase, marcadores que indicarán la concentración y el nivel de vacío o de gas en su interior, el nivel de degradación del producto, y un sinfín de nuevas posibilidades según evolucione la tecnología.

Otro tipo de envasado inteligente es el que se comunicará con el consumidor mediante sistema de sondas y microchips y que informará al abrir el producto envasado, por ejemplo, de la cantidad exacta que contiene el envase.

Estas nuevas tecnologías de envasado (activo e inteligente) por ahora están reservadas a productos con cierto valor añadido, ya que encarecen el producto. Además, aunque hace tiempo que se utilizan en países como Japón, EEUU o Australia, en Europa existe cierto retraso debido principalmente a restricciones legislativas: hasta el 2004 no ha aparecido un marco legislativo que tenga en cuenta aspectos relacionados con este tipo de envasado.

Con esta imparable evolución en el campo del envasado de alimentos, en un futuro inmediato el consumidor irá experimentando una progresión importante en los envases alimentarios y en la información que llegará a los consumidores a través de los mismos.

2 comentarios:

Unknown dijo...

¿Cuantas veces puedo envasar al vacío un taco de Jamon?

Unknown dijo...

¿Cuantas veces puedo envasar al vacío un taco de Jamon?